Si bien las Misiones Católicas Españolas nacieron para acompañar al emigrante español en Alemania, cuando en 1960 comenzó la llegada masiva de trabajadores españolas a la industria alemana, con el paso del tiempo se fueron acercando a nosotros cristianos de los diversos países hispanoamericanos, que tienen en común con nosotros un pasado histórico, la fe católica y el mismo idioma. Nuestra comunidad era un claro ejemplo: Alicia Castillo, de Argentina, fue catequista y presidenta del Consejo Pastoral; su marido Jorge Frumento y el matrimonio, también argentino, Liliana y Hugo Mayer, así como la colombiana Elisabeth Winterstein, fueron igualmente catequistas; y Alberto Lopera, colombiano, fue secretario del Consejo Pastoral durante muchas legislaturas.
De ahí que, en la Asamblea Nacional de las Misiones, celebrada en Valendar en noviembre de 1991, el Delegado nacional, José-Antonio Arzoz, propusiera que las Misiones pasaran a llamarse en adelante Misiones Católicas de Lengua Española, donde los cristianos de otras nacionalidades, que rezan a Dios en la lengua de Cervantes, se sientan en casa. Propuesta que hizo suya la Asamblea.