Muchos de los que vinieron pensando “estar sólo un par de años” prolongan su estancia y poco a poco van haciendo venir a su esposa e hijos, mientras que otros, que llegaron solteros, se casan: unos y otros dejan las residencias y barracas para ir a vivir por su cuenta a una vivienda de alquiler.
La reagrupación familiar supone un nuevo reto para la Misión, ya que se requiere una atención pastoral adecuada, por lo que Don Vicente lanza la idea de crear una escuela española y un jardín de infancia. Pensando en ello, entra en contacto con las Religiosas del Santo Ángel, que tienen colegios en España.
En febrero de 1966 se traslada la Misión al antiguo edificio de la parroquia de San Bonifacio en Lilienstrasse 6, y el 15 de septiembre de 1967 llegan a la Misión las hermanas Gemma Caballero, Covadonga Rojo y Justa Narganes.
En enero de 1968 se inaugura, en los locales de la misión, la “Escuela privada española de enseñanza complementaria” con 50 alumnos, de los que se ocupan la maestra Isabel Garriga y la hermana María-Luisa Álvarez, que ha substituido a Justa Narganes, que regresó a España enferma. El 5 de octubre de ese mismo año se inauguran también, en los mismos locales, un Kindergarten para 12 niños de 2 a 5 años y un Kinderkrippe para 6 bebés.
Después de ver realizado el sueño de traer religiosas para el trabajo de la Misión, iniciar la escuela complementaria y abrir la guardería infantil, Don Vicente regresa a España por motivos de salud en noviembre de 1968.
Le substituye Don Pedro San Pedro Layuno, religioso franciscano, que había sido capellán de la Misión de Attendorn (diócesis de Paderborn) desde mayo de 1966 y que vuelca su juventud en la atención de la Misión de Nürnberg, promoviendo la creación de la Asociación de Padres de familia y siendo un defensor intrépido de los derechos de los extranjeros.
El noviembre de 1973 llega a la Misión, como capellán auxiliar, el sacerdote jesuita Javier Domínguez, que repartirá su tiempo entre la Misión de Nürnberg y la atención al movimiento HOAC, como consiliario. Se vuelca también en la ayuda a la gente y, cuando Don Pedro regresa a España en septiembre de 1974, queda él encargado de la Misión hasta la llegada del nuevo responsable de la misma, prosiguiendo como capellán auxiliar hasta que, en septiembre de 1978, regresa a España.
En febrero de 1975 se hace cargo de la Misión Alberto Torga Llamedo, sacerdote asturiano que había trabajado como capellán de emigrantes desde 1966 en Holanda y que permanecerá en Nürnberg hasta su jubilación en abril de 2007. Como se trata de una Misión en marcha, prosigue el trabajo iniciado por sus predecesores, aunque, debido a las circunstancias que han ido cambiando y a los nuevos planteamientos pastorales que han ido surgiendo como fruto del Concilio Vaticano II (1962-1965), la Misión poco y a poco fue experimentando una evolución en su trabajo.
Superada la etapa inicial en la que se puso el acento en la acogida y en el trabajo social,- ciertamente meritorio, pero de suplencia-, la Misión de Nürnberg centró su tarea en lo pastoral y misionero, en el acompañamiento en la fe, en la formación de comunidad, en el paso de una religiosidad heredada a una fe personal, adulta y comprometida. En esta evolución del trabajo de las Misiones han jugado un papel importante las Asambleas Nacionales de las Misiones, celebradas cada dos años y que fueron marcando las pautas de la tarea a realizar, en las que siempre participó la Misión de Nürnberg con varios de sus miembros.
Fruto de esas asambleas, en octubre de 1985 se inició el Consejo Pastoral de la Misión, en una asamblea de nuestra comunidad, en la que, por ser la primera vez, se pidió voluntarios. Pero, a partir del 4 de noviembre de 1990, en que se celebraron las primeras elecciones, todos los miembros seglares fueron elegidos mediante votación de la comunidad. El Consejo Pastoral ha sido el cauce de la participación de los seglares en la marcha de la Misión.
Con el paso del tiempo, la Misión,- que en 1975 comprendía la zona sur de la archidiócesis de Bamberg-, pasó a encargarse de la atención pastoral de los españoles de toda archidiócesis, y, a partir del 1 de septiembre de 1991, asumió también la atención pastoral de los católicos de lengua española residentes en el territorio de la diócesis de Regensburg.
El domingo 2 de febrero de 1992 tuvo lugar la bendición e inauguración oficial de los trabajos realizados en las dependencias de la Misión, que se habían iniciado el 14 de marzo de 1990. Este lapso de casi dos años supuso muchas incomodidades, pero mereció la pena, ya que pasó a ser, en la apreciación de todos los que la conocieron, la Misión mejor equipada de Alemania. El costo de algo más de un millón de marcos fue asumido íntegramente por el arzobispado de Bamberg.